El Elegido - Arnau Bataller
La figura de Ramón Mercader, el servicio secreto soviético y el asesinato de Trotsky protagonizan un atractivo e interesante episodio del siglo XX, que combina la intriga política con el thriller, en un relato en el que se dan cita el espionaje, la traición y el romance. Antonio Chavarrías se ha interesado por este suceso y por sus personajes para crear su nueva película “El elegido”.
La banda sonora recorre dos líneas de trabajo diferentes. Utiliza colores oscuros y dramáticos, necesarios para una trama de intriga, y se mueve en tonos más cálidos y melódicos, para acercarnos a la personalidad de los protagonistas y para acompañar la relación de Mercader con Sylvia, la secretaria de Trotsky, a la que seduce para infiltrarse en el círculo cercano a su víctima. El compositor explica así las características de su trabajo y particularmente la relación de la banda sonora con el personaje central:
“El planteamiento general de la música de El Elegido sigue las transformaciones vitales de su protagonista, Ramón Mercader. Para poder conseguir el objetivo de conocer a Sylvia, la secretaria de Trotsky y así poder acercarse a él, los rusos inventan una nueva identidad para Ramón: joven bien educado, culto, de clase alta, aficionado a la ópera y la literatura”.
Tras combatir en el bando republicano durante la Guerra Civil Española, Mercader fue captado por el servicio de espionaje ruso, con el objetivo de participar en una conspiración para asesinar a Trotsky. Cambiaron su identidad por la de Jacques Mornard, supuestamente un belga bien situado. En París consigue llegar hasta Sylvia, joven trotskista que en 1940, y ya en México, trabaja con Trotsky. Mornard logrará a través de ella acercarse al ideólogo que será su víctima.
Una extraordinaria trama de amor y engaño, de la que el compositor añade: “Un disfraz bien definido que tendrá en la música compuesta para el nuevo personaje, Jaques Mornard, su máximo exponente. Este pasaje que define a Ramón en su nuevo papel, tiene una orquestación clásica, con momentos de tutti operáticos y con su melodía alternándose entre el piano, instrumentos de viento y cuerda”.
La música evoluciona con la progresión de la narración, proponiéndonos sonidos más complejos y “menos amables, añadiendo los timbres de una guitarra, disminuyendo la grandeza de la orquestación, deshaciendo la claridad de la melodía e incorporando timbres más oscuros y más texturas”.
Las dudas de Mercader en torno a su misión y su propia capacidad para cumplirla se trasladan a la partitura que refleja “la incertidumbre de Ramón, difuminando casi por completo los elementos temáticos que antes tenía, perdiendo además la nitidez y claridad del sonido de la cuerda buscando timbres molto sul tasto y molto sul ponticello, que desharán y ensuciarán, con dinámicas muy suaves, la aparición de las pocas notas del tema inicial que todavía quedaban”.
De esta manera el compositor consigue una partitura variada y sugerente, que nos devuelve con su escucha todo lo que cuenta y contiene la película a la que acompaña.
Juan Ángel Saiz