Musarañas - Joan Valent
Para los compositores cinematográficos, un momento decisivo a la hora de abordar cada una de las bandas sonoras que tienen que componer, es decidir hacia donde deben orientar la música que debe acompañar a las imágenes y al relato cinematográfico.
Para Joan Valent en “Musarañas” también ha sido así, como el propio compositor nos cuenta: “A veces, cuando lees un guión como el de “Musarañas”, una historia dura, donde se juntan el thriller, el gore, el terror, la claustrofobia, es difícil determinar que música hay que escribir, es muy difícil cual de esos atributos van a destacar los directores en la dramaturgia de la película”.
Y añade: “Para Juanfer y Esteban, que estaban a punto de rodar su primera película era un reto increíble que debían resolver, para Alex de la Iglesia y Carolina Bang, los productores, que producían su primera película era otro gran reto”.
En muchos casos son el guión y las conversaciones con los responsables de la película, los directores y los productores en este caso, los que determinan la orientación de la música. Pero en “Musarañas” fue la impresión que causó al compositor ver el primer montaje del film. Este montaje inicial le proporcionó las claves para iniciar la composición: “Al poco de tener las primeras imágenes montadas se empezó a perfilar la orientación discursiva de la historia. Todo tomaba forma, se conjugaban perfectamente casi todos los atributos antes mencionados con una armonía elegante; nada sobrepasaba a la historia: el terror, la angustia, la sangre, las actitudes enloquecidas de los personajes no desentonaban en absoluto y fluían en una cinta que sin duda no dejaba en ningún momento indiferente”.
Estas sensaciones iniciales proporcionaron una idea muy clara en Joan Valent sobre cómo debía ser su trabajo y qué es lo que debía aportar a la película: “Vi que la música determinaría mucho el lenguaje final de la historia que, aparte de apoyar y enfatizar los horrores y las tensiones, debería ser parte del estilo, de la época, definir la claustrofobia”.
La ambientación de la película, rodada en un entorno cerrado y opresivo, junto a la orientación que los dos realizadores del film le fueron dando, terminaron por proporcionar al músico las claves para abordar la composición: “Los directores me indicaron que para ellos era importante que al estar toda la película rodada en un piso de Madrid, sin exteriores, donde el encierro de los personajes es una característica importante en el desarrollo de la historia, la música debía ser grande, con orquesta, con una instrumentación vasta que emocionalmente proporcionase un resultado contundente”.
Con estas indicaciones las ideas musicales comenzaban a estar suficientemente claras para Joan Valent, que decidió adentrarse por caminos clásicos de la música de cine: “Decidí tomar referentes de los años 40 y 50: Korngold, Tiomkin, Herrmann. Su impronta clásica y agilidad orquestal, a la vez que su contundencia, debería ser mi patrón de juego, pues la película tiene una extensa área donde la música va guiando el drama... Y así empecé a tramar lo que ahora escuchan”.
El resultado es una banda sonora densa y sugerente que el compositor define así: “Un mundo orquestal complejo, denso y persistente como los personajes. No hay casi descanso en la intensidad del discurso, excepto al final donde en la redención del desastre aparece un tema lento, triste, reconciliador con el mundo emocional de una de las víctimas-musarañas”.
En definitiva, un trabajo de precisión, como el que necesitan las películas de género y particularmente las que combinan thriller con terror. Una música que remite a la película y que consigue adentrarse en la mente del que lo escucha provocando una sensación de tensión, desasosiego y angustia, que se resuelve en los dos temas finales para proporcionarnos un final plácido y relajado.
Juan ángel Saiz