El rey de La Habana - Joan Valent
Presentada en el Festival de San Sebastián, la nueva película de Agustí Villaronga cuenta la historia de Reinaldo, un joven que intenta sobrevivir en la Cuba de finales de la década de 1990, una época particularmente difícil para los habitantes de la isla.
Fugado de un correccional, nuestro protagonista intenta salir adelante y encontrar espacio para la esperanza, en un momento en el que las carencias forman parte de la vida cotidiana en Cuba. Cuando conoce a Magda y Yunisleidy, se abre un camino por el que sobrevivir a la situación de miseria que recorre las vidas de estas personas “pobres, en un país pobre”, tal como se cita en el film.Juan Ángel Saiz
La banda sonora compuesta por Joan Valent para este trío de perdedores, que intentan sortear los problemas que surgen a su paso, se mueve entre los pasajes melódicos y los bloques de tipo más dramático. Los primeros apoyan la idea de un futuro mejor, mientras que los segundos subrayan la dura situación por la que están pasando y las dudas sobre la posibilidad de que puedan alcanzar ese futuro mejor con el que sueñan.
La música de salsa impregna también la partitura, con pasajes dinámicos, bailables y fáciles de escuchar. Forman parte de esos bloques melódicos, que nos transmiten una visión positiva del futuro de los personajes, a pesar de estar viendo los terribles momentos por los que su vida transcurre.
Azotea, el breve tema de apertura del disco nos indica ya ese color dramático que recorre la composición, para pasar inmediatamente al tema de los títulos de crédito, una música de ritmo contagioso, que desprende optimismo y arrastra al que la escucha. Estas dos líneas de trabajo volvemos a encontrarlas en los bloques musicales siguientes, que alternan y matizan estas dos líneas de trabajo, dentro de un conjunto de colorido amplio y variado.
Desde una perspectiva de corte claramente dramática, que proporciona la utilización de percusiones y registros graves, tenemos temas como Escapada rey o Vuelta a casa.
Son pasajes musicales que dejan poca opción a los protagonistas, dado que refuerzan la sensación de dolor, angustia y pesar que recorre sus vidas. Una percepción que volvemos a encontrar en títulos como Cementerio o Lo mataste, que ahondan en estas mismas ideas desde trazos musicales diferentes y complementarios de los anteriores.
Por el contrario, la luz y la esperanza se hacen presentes en la música que encontramos en temas como Encuentro transexual, que utiliza la guitarra para ofrecer al espectador, a través de la banda sonora, una sensación más vitalista. Cortes como Bicicleta, melódico y con un ritmo que invita al baile, refuerzan esta misma idea, matizando las aportaciones de los bloques más complejos y dramáticos.
En otros momentos encontramos música suave y envolvente, ligeramente melancólica incluso, que sabe situar al espectador frente a las posibilidades de mejora en la vida de los protagonistas, a pesar de que lo que vemos en la pantalla pueda apuntar en sentido contrario. Es el caso de Estoy embarazada, un corte breve en el que la guitarra española vuelve a aportar un color cálido, que tiene continuidad en el siguiente tema de la edición discográfica Jo que lindo y también en Una no es de piedra, otro precioso tema para guitarra y cuerda, que nos deja con ganas de más.
De esta manera, la música compuesta por Joan Valent para “El rey de la Habana” se encarga de conducir la mirada del espectador a través de las vicisitudes por las que van pasando Reinaldo, Magda y Yunisleidy, protagonistas de una historia compleja y difícil.
La banda sonora se convierte así en perfecto hilo conductor de unas vidas que Agustí Villaronga dibuja con precisión, dejando en el espectador un conjunto de sensaciones complejas, que la música se encarga de reforzar o aliviar, dependiendo del momento.